Andrés “Andy” Rodríguez comenzó a trabajar en la oficina de impuestos de lo que ahora es Atlantic a los cinco años. Su padre, Andrés Sr., compró la empresa en 1985 y puso a sus cuatro hijos a trabajar en tareas mínimas; en el caso de Andy, se trataba de sellar sobres e insertar papel carbón entre documentos. “Mis pequeños dedos estaban negros por todo el carbón”, recuerda con una sonrisa.

Andy se ha estado ensuciando las manos en los negocios, por así decirlo, desde entonces. La descripción es acertada: es un empresario trabajador con un compromiso inquebrantable tanto con la excelencia en el servicio al cliente como con el crecimiento empresarial. Andy se siente tan cómodo con una vida social ajetreada como con la memorización del código fiscal, y es una unión única y dinámica de opuestos. Puede planear distribuciones proporcionadas para S-Corporations o los puntos más finos de un intercambio 1031 antes de hablar sobre su último viaje a la costa de Turquía y los mejores tequilas añejos.

Andy quiere brindar estrategias fiscales ventajosas a los mercados desatendidos y, como tal, está brindando empoderamiento financiero a su comunidad de Monterey Park en el este de Los Ángeles, la región metropolitana más grande, y más allá, se ve obligado a aportar estrategias innovadoras a las ofertas de los clientes. Sus últimas incursiones exitosas en el comercio de futuros de criptomonedas han abierto una gran cantidad de posibilidades.